La corona solar es la capa exterior de la atmósfera del Sol, rodeada por una chaqueta de gases conocida como atmósfera. A pesar de su importancia, suele permanecer oculta debido a la intensa luz que emite el Sol, siendo necesarios instrumentos especiales para poder observarla. Sin embargo, durante un eclipse total de Sol es posible apreciarla.
Durante un eclipse solar total, la Luna se sitúa entre la Tierra y el Sol, bloqueando la luz intensa y permitiendo que la corona solar sea visible. A pesar de que la corona alcanza temperaturas extremadamente altas, emite una luz tenue debido a su baja densidad, aproximadamente 10 millones de veces menor que la superficie del Sol. Este fenómeno hace que la corona sea menos brillante en comparación con la superficie solar.
¿Por qué es tan caliente la corona?
Las altas temperaturas de la corona solar son un enigma que ha desconcertado a los científicos durante mucho tiempo. Es similar a cuando te sientas junto a una fogata y sientes el calor, pero al alejarte de ella experimentas frío de inmediato. Esta situación contrasta con lo que sucede en el Sol.
La corona solar se ubica en la capa más externa de la atmósfera solar, distante de su superficie. A pesar de esta posición, la corona solar es cientos de veces más caliente que la superficie solar.
Recientemente, la misión de la NASA denominada IRIS ha arrojado luz sobre este fenómeno. Durante su investigación, se encontraron "bombas de calor", paquetes de material extremadamente caliente que viajan desde la superficie del Sol hasta la corona. Al llegar a la corona, las bombas de calor explotan y liberan su energía en forma de calor, aunque se considera que esta es solo una de las múltiples formas en que la corona se calienta.
Campos magnéticos del sol
La superficie del Sol está cubierta de campos magnéticos, similares a los que hacen que los imanes se adhieran al metal, como los que sostienen fotos en la puerta de un refrigerador.
Estos campos magnéticos del Sol interactúan con las partículas cargadas de electricidad de la corona solar, creando formas hermosas como serpentinas, anillos y penachos. Gracias a los telescopios espaciales, podemos observar estas formas con detalle.
¿Cómo la corona genera los vientos solares?
La corona solar se extiende ampliamente hacia el espacio, generando los vientos solares que atraviesan nuestro sistema solar. La alta temperatura de la corona hace que las partículas se muevan a velocidades extremadamente altas, permitiendo que escapen de la gravedad solar y formen los vientos solares.
En 2006 se redefinió a Plutón como un planeta enano, junto con otros tres objetos en el sistema solar de tamaño similar: Ceres, Makemake y Eris. Estos, incluyendo a Plutón, son considerablemente más pequeños que los demás planetas del sistema solar.
Los demás planetas del sistema solar siguen órbitas casi perfectamente circulares alrededor del sol, pero Plutón es la excepción. Su recorrido es elíptico, con el sol situado lejos de su centro, y su órbita inclinada con respecto al plano de los demás planetas. Aunque Mercurio también tiene una órbita ligeramente elíptica, no se compara en excentricidad a la de Plutón.
En comparación con la mayoría de los planetas y sus lunas, el sistema de Plutón-Caronte está inclinado hacia un lado. Plutón gira alrededor del sol con un eje de rotación apuntando hacia éste, al igual que Urano. Por otro lado, los ejes de rotación de los demás planetas son más o menos perpendiculares al plano de sus órbitas.
Curiosidades de Plutón
Si vivieras en Plutón, tendrías que esperar 248 años terrestres para celebrar tu primer cumpleaños en años de Plutón. Desde allí, verías a Caronte siempre desde el mismo lado del planeta, ya que su órbita alrededor de Plutón toma unos seis días terrestres y medio, el mismo tiempo que una rotación completa de Plutón.
La temperatura en la superficie de Plutón es de aproximadamente 400 grados bajo cero Fahrenheit debido a su distancia al sol, siendo esta aún más fría a medida que se aleja. Desde Plutón, el sol se ve como un punto brillante en el cielo, siendo la estrella visible más brillante. La luz del sol en Plutón es equiparable en brillo a la luz de la luna llena en la Tierra.
Plutón se encuentra en el Cinturón de Kuiper, una región alejada del sistema solar llena de objetos de hielo y piedra. Sin embargo, estos objetos son tan distantes del sol que resultan difíciles de ver, incluso con telescopios potentes.
¿Por qué Plutón no es considerado un planeta?
A pesar de ser considerado un planeta en el pasado, Plutón ya no forma parte de la lista oficial de planetas. Junto a otros objetos de tamaño similar como Ceres, Makemake, Eris o Haumea, ha sido clasificado como un planeta enano. Estos objetos son mucho más pequeños que los planetas tradicionales y se encuentran en órbitas distintas: Ceres en el cinturón de asteroides, Makemake y Plutón en el Cinturón de Kuiper, en tanto que Eris y Haumea aún más lejos en el sistema solar.
La física, como disciplina científica, tiene sus raíces en la Grecia antigua, con filósofos como Tales de Mileto, Pitágoras y Aristóteles sentando las bases para el estudio de la naturaleza. Sin embargo, fue en el Renacimiento cuando la física comenzó a desarrollarse de forma más sistemática, con figuras como Galileo Galilei, Johannes Kepler y Sir Isaac Newton revolucionando nuestra comprensión del universo. Galileo fue pionero en el uso de la observación y la experimentación en el estudio de los fenómenos físicos, mientras que Kepler y Newton formularon las leyes que rigen el movimiento de los cuerpos celestes, sentando las bases de la física moderna.
En el siglo XIX, la física experimentó un gran avance con el desarrollo de la teoría electromagnética de James Clerk Maxwell y la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que revolucionaron nuestra comprensión de la naturaleza de la luz y el espacio-tiempo. En el siglo XX, la física cuántica dio un giro radical a nuestras concepciones del mundo subatómico, con figuras como Niels Bohr, Werner Heisenberg y Erwin Schrödinger desarrollando nuevas teorías para explicar el comportamiento de las partículas elementales.
Hoy en día, la física sigue siendo uno de los campos más dinámicos de la ciencia, con investigadores de todo el mundo trabajando en áreas tan diversas como la astrofísica, la física de partículas y la nanotecnología.
Física antigua
Empédocles demostró la existencia del aire a través de un artefacto llamado clepsidra, una esfera de cobre que se llenaba de agua al sumergirse en dicho líquido. Este dispositivo se caracterizaba por tener agujeros en el fondo y un cuello abierto. Por otro lado, Aristarco de Samos propuso la teoría heliocéntrica, la cual, aunque correcta, fue abandonada en favor de los modelos geocéntricos propuestos por Claudio Ptolomeo en la antigüedad tardía.
Durante casi dos mil años, la física aristotélica fue la teoría dominante en Occidente, a pesar de sus defectos y problemas. En la Edad Media, esta física fue ampliamente aceptada, pero sus errores conceptuales tuvieron que ser superados para dar paso a la física moderna. La física aristotélica incluye una serie de tesis filosóficas, cosmológicas, físicas y astronómicas desarrolladas por Aristóteles y sus seguidores. Entre las ideas que abarca se encuentran los cuatro elementos, el éter, el movimiento, las cuatro causas, las esferas celestes y el geocentrismo.
Física clásica
En el siglo XVI surgieron destacados personajes como Copérnico, Stevin, Cardano, Gilbert y Brahe, pero fue Galileo quien, en los albores del siglo XVII, promovió el uso sistemático de la experimentación y la formulación matemática de las leyes físicas. Galileo descubrió la ley de la caída de los cuerpos y del péndulo, sentando las bases de la mecánica y la hidrodinámica. Su discípulo Torricelli, inventor del barómetro en 1643, continuó su trabajo en la hidrodinámica. Pascal, por su parte, definió el concepto de presión en líquidos y formuló el teorema de transmisión de presiones, mientras que Boyle estableció la ley de compresión de los gases.
En 1687, Newton publicó los Philosophiæ naturalis principia mathematica, donde se describen las leyes clásicas de la dinámica y la ley de la gravitación universal. Estas leyes permitieron explicar el movimiento de los cuerpos y hacer predicciones sobre el equilibrio de los mismos, así como demostrar las leyes de Kepler y explicar la gravedad terrestre. El desarrollo del cálculo infinitesimal por Newton y Leibniz proporcionó las herramientas matemáticas necesarias para la predicción en física.
En óptica, Descartes estableció la ley de refracción de la luz, Fermat enunció el principio de óptica geométrica y Huygens descubrió la polarización de la luz y propuso la teoría ondulatoria de la luz en contraposición a la teoría corpuscular de Newton. Hooke, por su parte, estudió las franjas coloreadas que se forman al atravesar la luz una lámina delgada.
A finales del siglo XVII, la física comenzó a influir en el desarrollo tecnológico, acelerando su avance. El desarrollo de instrumentos como telescopios y microscopios, así como la realización de experimentos sofisticados, permitieron logros como la medición de la masa terrestre en la balanza de torsión.
Aparición de las primeras sociedades científicas como la Royal Society de Londres en 1660 y la Académie des sciences de París en 1666, jugaron un papel importante en la comunicación e intercambio científico, siendo las ciencias físicas predominantes en sus primeros tiempos.
A partir del siglo XVIII, se desarrolló la termodinámica gracias a Boyle y Young. En 1733, Bernoulli utilizó argumentos estadísticos junto con la mecánica clásica para comenzar con la mecánica estadística. Thompson demostró en 1798 la conversión de trabajo mecánico en calor, mientras que Joule formuló la ley de conservación de la energía en 1847.
En el campo de la óptica, el siglo XVIII inició con la teoría corpuscular de la luz de Newton en su obra "Óptica". A pesar de que las leyes básicas de la óptica geométrica se habían descubierto algunas décadas antes, en el siglo XVIII se produjeron importantes avances técnicos como las primeras lentes acromáticas, la medición de la velocidad de la luz y el descubrimiento de la naturaleza espectral de la luz. El siglo culminó con el experimento de Young en 1801 que demostró la interferencia de la luz, evidenciando su naturaleza ondulatoria.
Durante la primera mitad del siglo XIX, la investigación física estuvo centrada en los fenómenos de la electricidad y el magnetismo. Físicos como Coulomb, Luigi Galvani, Faraday y Ohm estudiaron estos campos dispares y contraintuitivos. En 1855, Maxwell unificó las leyes del electromagnetismo en una teoría común con las ecuaciones de Maxwell, siendo equiparable a los descubrimientos de Newton sobre la gravitación universal.
En 1895, Roentgen descubrió los rayos X y casi simultáneamente, Henri Becquerel descubrió la radioactividad en 1896. Estos descubrimientos marcaron el comienzo de la física nuclear y la comprensión de la estructura microscópica de la materia.
En 1897, Thomson descubrió el electrón y propuso un modelo simplificado del átomo en 1904, lo que ayudó a comprender la conducción de corriente en los circuitos eléctricos.
Física moderna
El siglo XX fue testigo del desarrollo de la física como una ciencia clave para el avance tecnológico. A principios de este siglo, los físicos creían tener un entendimiento completo de la naturaleza, pero dos revoluciones conceptuales cambiaron este panorama: la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. La relatividad desafió la idea del tiempo absoluto y la geometría euclidiana, mientras que la mecánica cuántica introdujo el concepto de estados físicos con atributos clásicamente incompatibles.
Albert Einstein formuló la teoría de la relatividad especial en 1905, unificando tiempo y espacio en el espacio-tiempo. Posteriormente, en 1915, desarrolló la teoría general de la relatividad para explicar la gravedad, reemplazando la ley de la gravitación de Newton por una visión del espacio-tiempo curvo.
En términos de la física nuclear, Rutherford y Chadwick descubrieron el núcleo atómico y sus componentes, protones y neutrones, respectivamente. Por otro lado, la mecánica cuántica surgió para explicar fenómenos anómalos en la radiación de los cuerpos, con teorías de niveles discretos de energía y resultados probabilísticos en medidas físicas.
La física de la materia condensada y la física de partículas también experimentaron avances significativos en el siglo XX, con la formulación de teorías cuánticas de campos y el desarrollo del modelo estándar para describir las fuerzas fundamentales y las partículas elementales.
En el ámbito de la astrofísica, se trabajó en teorías de gran unificación y la teoría de supercuerdas, que siguen siendo especulativas. Además, la cosmología ha experimentado un renovado interés con descubrimientos como la energía oscura y la materia oscura. La física teórica continúa buscando una teoría unificada capaz de explicar todas las fuerzas de la naturaleza, como la teoría de supercuerdas.
En la actualidad, la física enfrenta desafíos tanto prácticos como teóricos, desde el estudio de sistemas complejos hasta la búsqueda de una teoría del todo. Se continúa trabajando en resolver preguntas abiertas en astrofísica, cosmología y otras áreas de la física, con la esperanza de avanzar en nuestro entendimiento del universo y de la naturaleza misma.
Fuentes:
Desit-Ricard, Isabelle (2002). Historia de la Física. Acento Ediciones.
Sánchez del Río, Carlos (1984). Historia de la física: hasta el siglo XIX. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Truesdell, C. (1975). Ensayos de Historia de la Mecánica. Editorial Tecnos.
Udías Vallina, Agustín (2004). Historia de la física: de Arquímedes a Einstein. Editorial Síntesis.
La evolución humana, también conocida como hominización, es el proceso de evolución biológica que ha llevado a la especie humana desde sus ancestros hasta su estado actual. Para entender este proceso, se requiere un enfoque interdisciplinario que combine conocimientos de disciplinas como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística.
El término "humano", en el contexto de la evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios sobre la evolución humana también incluyen a otros homininos, como Ardipithecus y Australopithecus. Se estima que la separación entre las líneas evolutivas de los seres humanos y los chimpancés ocurrió hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación, la línea evolutiva humana se ha ramificado dando lugar a nuevas especies, la mayoría de las cuales se han extinguido, siendo el Homo sapiens la única especie que ha sobrevivido hasta ahora.
Etapas en la evolución humana
Los pre-australopitecinos
Los primeros homínidos bípedos posibles, Sahelanthropus tchadiensis (hace 6 ó 7 millones de años), Orrorin tugenensis (hace unos 6 millones de años) y Ardipithecus (entre 5,5 y 4,5 millones de años), tienen fósiles escasos y fragmentarios, lo que dificulta determinar si eran completamente bípedos. Sin embargo, el descubrimiento del esqueleto casi completo de Ardi ha permitido aclarar algunas incógnitas. Por ejemplo, la forma de la pelvis indica que caminaba erguido, pero el pie con el dedo gordo hacia adentro sugiere que se apoyaba en la parte externa de los pies y no podía caminar largas distancias.
Los australopitecinos
Los primeros homininos completamente bípedos son los Australopithecus, cuyos esqueletos, como el de Lucy, se han conservado en gran medida. Este género de homininos prosperó en las sabanas arboladas del este de África hace 4 a 2,5 millones de años, con éxito demostrado por la diversificación de al menos cinco especies diferentes desde Etiopía y Chad hasta Sudáfrica.
La desaparición de los Australopithecus se ha atribuido a una crisis climática que comenzó hace unos 2,8 millones de años, lo que llevó a la desertificación de las sabanas y la expansión de los ecosistemas abiertos y esteparios. Como resultado, algunos Australopithecus se especializaron en alimentos vegetales duros de bajo valor nutricional, desarrollando una mandíbula impresionante, dando origen a Paranthropus; mientras que otros se volvieron gradualmente más carnívoros, dando origen a los primeros Homo.
Los primeros Homo
La identificación de la especie que dio origen a los primeros miembros del género Homo sigue siendo incierta, con propuestas que incluyen a A. africanus, A. afarensis y A. garhi, aunque no hay consenso general al respecto. También se ha planteado la posibilidad de que Kenyanthropus platyops sea el antecesor de los primeros Homo.
Hasta hace poco, se consideraba que los homínidos capaces de fabricar herramientas de piedra pertenecían al género Homo. Sin embargo, esta concepción ha sido cuestionada en años recientes; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari, hace 2,5 millones de años, también era hábil en la elaboración de herramientas. Las primeras herramientas eran simples y pertenecían a la industria lítica Olduvayense o Modo 1. Se han encontrado herramientas con una antigüedad de unos 2,6 millones de años en la región de Afar (Etiopía), pero no se han hallado fósiles de homínidos asociados a ellas.
En esta etapa se han descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que vivieron en África Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás, a veces agrupadas en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.
El poblamiento de Eurasia
Esta etapa de la evolución humana es definitivamente la más confusa y compleja. El sucesor de Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster, cuyos fósiles más antiguos datan de hace aproximadamente 1,8 millones de años, con un volumen craneal entre 850 y 880 cm³. Morfológicamente es similar a Homo erectus, a veces referido como Homo erectus africano. Homo ergaster se cree que fue el primero en abandonar África, como lo demuestran fósiles hallados en Dmanisi (Georgia) que datan de hace 1,8 millones de años, conocidos como Homo georgicus.
Esta migración llevó a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa. Mientras tanto, en África, se desarrolló una nueva técnica de tallado de piedra llamada Achelense o Modo 2. Hubo poca o ninguna mezcla genética entre las poblaciones africanas, asiáticas y europeas en este período.
Homo erectus pobló Asia Oriental hasta hace unos 50,000 años y pudo haber diferenciado especies independientes en aislamiento, como Homo floresiensis en la Isla de Flores. En Europa, Homo antecessor estuvo presente hace casi 1 millón de años, pero se han encontrado herramientas de piedra aún más antiguas en varias ubicaciones. La posición de H. antecessor como antepasado común de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada.
Los últimos representantes de esta fase de la evolución humana son Homo heidelbergensis en Europa y Homo rhodesiensis en África. Algunos expertos consideran que todas las especies mencionadas son en realidad variantes de Homo erectus, una especie politípica con subespecies y poblaciones genéticamente conectadas.
Orígenes en África
La evolución de la especie humana ha estado marcada por la presencia de tres especies inteligentes: el Hombre de Neanderthal, el homínido de Denisova y el hombre moderno. A lo largo del tiempo, estas especies convivieron y compitieron por los mismos recursos, aunque sus historias evolutivas fueron paralelas hasta cruzarse en un momento determinado.
El Hombre de Neanderthal, originario de Europa y Oriente Medio hace 230.000 años, presentaba adaptaciones al clima frío de la época. El homínido de Denisova, que vivió en los montes Altai hace 40.000 años, compartió ancestros con neandertales y humanos modernos en un pasado remoto.
Por otro lado, los fósiles más antiguos de Homo sapiens se remontan a hace 200.000 años en Etiopía. A medida que esta especie se expandía, se encontró con el Hombre de Neanderthal en el Próximo Oriente, lo que eventualmente llevó a la extinción de este último hace unos 28.000 años.
Aunque se ha considerado al Hombre de Neanderthal como una subespecie de Homo sapiens, el análisis genómico sugiere que son dos especies diferentes, separadas desde hace más de 600.000 años. Aunque se ha planteado la posibilidad de mestizaje entre estas especies, la contribución genética del Neanderthal al ser humano actual es mínima.
En resumen, estas tres especies inteligentes han marcado la evolución humana en diferentes momentos y lugares, pero finalmente el Homo sapiens prevaleció y se convirtió en la única especie humana existente en la actualidad.
Homo sapiens
Los parientes vivos más cercanos a los seres humanos son los grandes simios, incluyendo el gorila, el chimpancé, el bonobo y el orangután.
La evidencia más clara de este parentesco se encuentra en el mapeo del genoma humano actual, el cual revela que compartimos casi el 99% de nuestros genes con el chimpancé y el bonobo. Para ser más precisos, la diferencia genética entre un humano y un chimpancé es de tan solo el 0,27%, y de 0,65% en el caso de los gorilas.
Los fósiles más antiguos de nuestra especie, Homo sapiens, datan de hace casi 200.000 años y provienen del sur de Etiopía, específicamente de la formación Kibish del río Omo, considerada como la cuna de la humanidad. Posteriormente, se han encontrado fósiles con una antigüedad de alrededor de 160.000 años pertenecientes a Homo sapiens idaltu.
Una posible nueva especie de humano arcaico, bautizada como Homo longi (Hombre dragón), fue descubierta en 2021 a partir de un cráneo datado de unos ciento cuarenta y seis mil años encontrado en Harbin, al noreste de China. El análisis sugiere que el Homo sapiens está más relacionado con este descubrimiento que con el Homo neanderthalensis.
Fuentes:
Wikipedia
Fullola y Nadal (2005). Introducción a la prehistoria. La evolución de la cultura humana. Barcelona
Arsuaga y Martínez (1998). La especie elegida. Madrid
«El sorprendente hallazgo en China del "hombre dragón", que podría ser una antigua especie humana hasta ahora desconocida». BBC News
La química comenzó cuando el hombre aprendió a utilizar el fuego para modificar las cosas en su provecho, como para fabricar piezas de alfarería, cocinar alimentos y construir objetos metálicos.
La química, considerada como ciencia, tiene su origen en las culturas mesopotámicas y egipcias, unidas ambas en la Grecia Clásica. La generalización de la teoría de los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego de Empédocles (490-430 a.C.) por Aristóteles (384-322 a.C.) supuso un paso importante en el intento de explicar los fenómenos físico-químicos, fuera del gobierno de los astros o de los dioses. Aristóteles modificó la teoría inicial, al concebir dichos elementos como combinaciones entre dos parejas de cualidades opuestas e inconciliables entre sí: frío y calor, por un lado, y humedad y sequedad, por el otro, con las cuales se pueden formar cuatro parejas diferentes y cada una de ellas da origen a un elemento.
De forma que la sustitución de una cualidad en un elemento por otra cualidad diferente da lugar a la aparición de otro elemento distinto. Así, la sustitución en el elemento agua de la cualidad humedad por la sequedad da origen a la conversión del agua en el elemento tierra.
Estas ideas sencillas predominaron de una forma u otra a través de la Alquimia hasta el siglo XVIII, en donde tuvo lugar la transformación de todos los saberes químicos en una verdadera ciencia en el sentido moderno.
La Alquimia
La Alquimia ocupa el estado intermedio entre el saber químico de la Grecia Antigua y los cimientos de la química moderna en los siglos XVII-XVIII. Este largo viaje en la historia a través de la Edad Media, con las aportaciones de la cultura árabe, parte de las explicaciones aristotélicas de la transformación de unos elementos en otros.
La Alquimia se ocupa del pretendido arte de transformar los metales inferiores en oro mediante el descubrimiento de la piedra filosofal. Con el tiempo, el objetivo inicial de la Alquimia de encontrar la piedra filosofal, que convirtiese en oro todos los metales, se amplió a buscar también el elixir que proporcionase la juventud eterna, y por tanto la inmortalidad.
El razonamiento alquimista era deductivo y se basaba en que todo era el resultado de la combinación e interacción de los principios alquimistas: el mercurio o principio de fluidez, la sal con sus propiedades térreas y el azufre con sus propiedades favorecedoras de la combustión. Estos tres principios podían proporcionar el oro.
Un hecho importante en el desarrollo de la Alquimia hacia la química, fue el que numerosos médicos medievales insistieron en el uso de preparados químicos para tratar diversas enfermedades.
El despegue de la ciencia química se inicia con la reforma en el ejército de la medicina que intentó el profesor de medicina de la Universidad de Basilea, Teophrastus Bombastus von Hohenhein (1493-1541), más conocido por Paracelso. Al parecer su idea fundamental es que la vida es en esencia un proceso químico. Si es el hombre un compuesto químico de los tres principios alquímicos admitidos: mercurio, azufre y sal, entonces la buena salud sería una señal de que éstos se hallan mezclados en la proporción correcta, mientras que la enfermedad demostrará que uno o más de estos son deficientes. Por consiguiente, el tratamiento lógico será dosificar al paciente con lo que le falta en forma conveniente para la asimilación. Tales consideraciones indujeron a Paracelso a abandonar las hierbas y extractos principalmente usados por los médicos de su tiempo y a prescribir sales inorgánicas en sus tratamientos.
Hombre muy diferente a Paracelso fue el alemán y contemporáneo suyo, George Bauer (1404-1555), que escribió con el nombre latinizado de Agrícola. Su obra, De re Metallica, ha servido durante mucho tiempo como manual de Metalurgia, al recoger todos los conocimientos prácticos sobre minería y metalurgia hasta entonces conocidos.
La química desde el siglo XVIII hasta la actualidad:
Uno de los principales motores del desarrollo de la Química en el siglo XVIII fue el interés por el aire en particular y por los gases en general. Surge así lo que se denomina Química Neumática que permitió desvelar el misterio de la composición del aire, así como el descubrimiento de sustancias gaseosas sumamente importantes.
El aire había sido considerado como un elemento químico hasta la época moderna. Se le consideraba homogéneo e inerte. Todos los gases conocidos hasta entonces eran “aires”.
En el siglo XVIII los gases pasan a tener una entidad propia y diferenciada, como los sólidos y los líquidos, y planteaban su desafío a los químicos. Muchos de ellos dedicaron sus esfuerzos a dilucidarlos. Se descubrieron el dióxido de carbono, el oxígeno y el nitrógeno.
A partir del siglo XIX la química se inicia como ciencia experimental, pero es en el siglo XX cuando se acelera su desarrollo científico, encontrándose hoy en día integrada muchas áreas del conocimiento.
La química hoy día se ha ramificado en diversas áreas especializadas y es considerada como la ciencia central, debido a que su campo de estudio es muy amplio y se halla entremezclado con diferentes campos de la ciencia: ingeniería, medicina, informática, etc. Las principales áreas de la química son: química analítica, química inorgánica, química orgánica, bioquímica, fisicoquímica y química nuclear.
Fuentes: Descubrirlaquimica.wordpress.com El profe Leo
Los reinos taxonómicos o reinos de la naturaleza es la forma como la ciencia clasifica a los seres vivos.
En 1969, el biólogo estadounidense Robert H. Whittaker agrupó a los seres vivos en cinco reinos:
Monera: Bacterias, los actinomicetos y algunas algas verdes y azules. Microorganismos procariotas y unicelulares. Viven en diferentes medios como el agua, el aire, el suelo, en el interior de otros seres vivos, etc. Algunas de estas bacterias pueden ser beneficiosas para las personas, en cambio, otras, causan enfermedades. Se clasifican en Gramnegativas y Grampositivas.
Protista: Protozoarios y el resto de las algas. Es el grupo más primitivo de los eucariotas. De él provienen todos los demás. Engloba a aquellos organismos eucariotas que no se consideran ni animales, ni plantas, ni hongos.
Fungae: Hongos. Organismos pluricelulares y eucariotas, es decir, con un núcleo definido mediante una membrana. Inmóviles y de respiración aeróbica. Generalmente parasitan a otros seres vivos para alimentarse. Se reproducen mediante esporas, sexual o asexualmente.
Plantae: Plantas. Organismos de naturaleza inmóvil, pluricelular y eucariota. Son seres autótrofos que contiene celulosa y clorofila en sus células. Se pueden reproducir de manera sexual o asexual y son capaces de fabricar su alimento a partir de sustancias sencillas, como agua, sales, minerales y aire, con la ayuda de la luz solar. Liberan oxígeno a través de la fotosíntesis.
Animalia: Animales. Organismos de alimentación heterótrofa, respiración aeróbica y reproducción sexual. Se clasifican en Vertebrados e Invertebrados.
En 2002, el biólogo anglo-canadiense Bryce Kendrick, utilizando otras técnicas –la inmunología y la biología molecular– clasificó los reinos taxonómicos en siete ramas:
Bacteria (bacterias)
Chromista (cromistas)
Protozoa (protozoarios)
Fungi (hongos)
Plantae (plantas)
Animalia (animales)
Fuentes: Arenas y Torres. Micología Médica Ilustrada, 6ed. McGraw Hill Instituto Europeo de Química, Física y Biología Encicopedia Significados (imagen)
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PERÚEDUCA
Sitio web del Ministerio de Educación del Perú con recursos y material educativo gratuito que reúne las las fichas usadas por el programa "Aprendo en casa". Enlace: https://www.perueduca.pe/#/home
Las funciones trigonométricas son el cociente entre dos lados de un triángulo rectángulo, asociado a sus ángulos. Asimismo, son funciones cuyos valores son extensiones del concepto de razón trigonométrica en un triángulo rectángulo trazado en una circunferencia unitaria (de radio unidad).
Existen seis funciones trigonométricas básicas. Las últimas cuatro, se definen en relación de las dos primeras funciones, aunque se pueden definir geométricamente o por medio de sus relaciones:
Seno
El seno de un ángulo α se define como la razón entre el cateto opuesto (a) y la hipotenusa (c). Su abreviatura son sen o sin (del latín sinus).
Coseno
El coseno de un ángulo α se define como la razón entre el cateto contiguo o cateto adyacente (b) y la hipotenusa (c). Su abreviatura es cos (del latín cosinus).
Tangente
La tangente de un ángulo α es la razón entre el cateto opuesto (a) y el cateto contiguo o cateto adyacente (b). Su abreviatura son tan o tg.
Cosecante
La cosecante es la razón trigonométrica recíproca del seno, es decir csc α · sen α=1.
La cosecante del ángulo α de un triángulo rectángulo se define como la razón entre la hipotenusa (c) y el cateto opuesto (a). Su abreviatura es csc o cosec.
Secante
La secante es la razón trigonométrica recíproca del coseno, es decir sec α · cos α=1.
La secante de un ángulo α de un triángulo rectángulo se define como la razón entre la hipotenusa (c) y el cateto contiguo o cateto adyacente (b). Su abreviatura es sec.
Cotangente
La cotangente es la razón trigonométrica recíproca de la tangente, por lo tanto tan α · cot α=1.
La cotangente de un ángulo α de un triángulo rectángulo se define como la razón entre el cateto contiguo o cateto adyacente (b) y el cateto opuesto (a). Su abreviatura es cot, cotg o cotan.
Ecuaciones de primer grado, representan una simetría de dos expresiones, donde está presente una incógnita cuyo valor puede ser relacionada a través de operaciones aritméticas. Se llaman ecuaciones de primer grado si el exponente de la incógnita es uno.
Para resolver una ecuación de primer grado, los términos deben cruzar de un lado de la ecuación al otro, de modo que todos los términos con la incógnita estén en un lado y los otros en el otro, tomando la precaución de mantener la igualdad de expresión.
La ecuación literal de primer grado, contiene expresiones literales además de la incógnita. Por convención, las últimas letras del alfabeto se identifican como incógnita y, literalmente, como las primeras letras del alfabeto (se supone que estos literales son valores constantes).
Esta cantidad desconocida es la incógnita, que generalmente se designa con letras minúsculas de la parte final del alfabeto: w, x, y y z; las letras iniciales minúsculas del alfabeto: a, b, c. Dichas ecuaciones de resolución representan una solución cuyo nombre llamaremos raíces de la ecuación a los valores de lo desconocido que cumplen con la igualdad.
África está compuesto actualmente por 54 países soberanos (año 2020). A continuación un listado y un mapa con todos ellos:
Angola
Argelia
Benín
Botsuana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Costa de Marfil
Egipto
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea-Bisáu
Guinea Ecuatorial
Kenia
Lesoto
Liberia
Libia
Madagascar
Malaui
Malí o Mali (*)
Marruecos
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
República del Congo
República Democrática del Congo
Ruanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Somalia
Suazilandia
Sudáfrica
Sudán
Sudán del Sur
Tanzania
Togo
Túnez
Uganda
Yibuti
Zambia
Zimbabue
Las grafías Mali y Malí son igualmente válidas (y ambas están recogidas en la Ortografía de la lengua española).
El terreno rayado al sur de Marruecos se denomina Sáhara Occidental. Actualmente es un territorio colonizado en la mayor parte de su extensión por Marruecos y su soberanía está en disputa entre el pueblo marroquí y la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática. (*) Las Naciones Unidas no reconocen la soberanía marroquí sobre el territorio saharaui.
Son igual de válidas las grafías Sáhara y Sahara, si bien la primera está imponiéndose en el español actual.